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El arte de materializar la arquitectura viva

Al habitar un espacio, los seres humanos tenemos necesidades básicas de resguardo, seguridad y cobijo, sin importar dónde esté. Buscamos además proveer las características adecuadas para el desarrollo de experiencias de calidad y sentirnos bien en el ejercicio de construir cotidianidad, en nuestro entorno protegido. Ahí es cuando la arquitectura se convierte en una tercera piel.

 

La primera piel es la de nuestro cuerpo. La segunda piel es la ropa que nos ponemos a diario; y la tercera piel es la que delimita el afuera del adentro. Esa capa que nos protege de la intemperie, donde aprendemos y nos sentimos seguros. Ese espacio que invita a jugar y experimentar, pero también donde nos reunimos y tomamos decisiones. El lugar dónde se construye parte de nuestra identidad social y la forma en la que íntimamente desarrollamos nuestra vida.

 

La arquitectura contempla las estructuras necesarias para habitar los espacios. Es por esto, su relevancia en propiciar calidad de vida y no entenderse como un lujo, por lo tanto, debe ser un servicio accesible en función de las personas que lo solicitan. 

Es así, al hablar de arquitectura, que surgen dos vertientes opuestas de pensamientos. Una de ellas habla de lo intangible: El mundo de las ideas, de los sueños y las posibilidades, de la lógica espacial y las conexiones con el entorno. La otra responde a lo tangible: La realidad del mundo en el que vivimos, la administración de los recursos, el presupuesto, la legislación y los materiales.

 

Aquí es donde la función del arquitecto se convierte en un conciliador de ambas vertientes. Porque habita ambos mundos y logra generar el diálogo entre todas las variables. Es la función creativa y minuciosa de organizar cientos de condiciones, para alcanzar la materialización de la tercera piel, en virtud de ofrecer calidad de vida.

Una arquitectura viva, es el resultado de una economía de recursos. Es la buena administración, la escucha consciente de las necesidades del proyecto y el diseño eficiente que respeta su entorno. Es también la concepción de espacios que trascienden los metros cuadrados; el diálogo preciso entre dos mundos, donde obtenemos como resultado un espacio físico que nutre a las personas que lo habitan y se nutre a su vez de las experiencias únicas de quiénes lo habitan. 

NUESTRO EQUIPO

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estefanía castillo fernández
Arquitecta Fundadora

Arquitecta de profunda empatía y sensibilidad hacia el entorno natural, hábil diseñadora apasionada en crear y descubrir distintas formas de habitar, perceptiva y dedicada al detalle.

 

Encargada de conceptualizar y sostener la coherencia estética-espacial de nuestros proyectos, aportando el continuo interés creativo en resolver el espacio que sostiene la manera de habitar de nuestros clientes.

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Minor Campos Román
Arquitecto Fundador

Autor de espacios llenos de vida, arquitecto que plasma minuciosamente la esencia del proyecto en cada detalle.

Hábilmente contrasta la realidad en obra con el diseño, para construir los espacios conceptualizados. Se enfoca en la economía de recursos para hacer un abordaje integral de los proyectos.

Minor tiene la capacidad de escuchar activamente y así traducir las intenciones en proyectos concretos. También se encarga de armonizar y optimizar la estructura, sin descuidar la esencia del diseño.

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